Nos han recalcado mucho en los últimos tiempos, que los seres humanos no debemos tragarnos las palabras ni los sentimientos, ya que eso puede generarnos múltiples enfermedades y tormentos internos que no nos dejan avanzar en nuestra vida.
Pero la pregunta es: ¿SERA ESO CIERTO?
Es muy claro que ese argumento en muchas situaciones no es cierto y tampoco aplica en el entorno familiar, social y mucho menos laboral.
Todos en la vida tenemos situaciones que nos duelen y nos molestan; pero en muchas ocasiones cuando expresamos algo y las demás personas no están de acuerdo; lo único que ganamos es que nos censuren de groseros, que vamos en contra de la corriente y que te lleves siempre la peor parte.
Lo más grave es tener que pedir perdón por expresar lo que se lleva por dentro.
Entonces es importante buscar opciones propias e independientes que nos ayuden a sanar nuestra mente y nuestro corazón.
Ejemplo de ello, es dedicar el tiempo a actividades lúdicas, recreativas y artísticas que nos sumerjan en otro espacio donde no tengamos que pensar en nada negativo y que afecte nuestra mente.
Cuando se toma la decisión de expresar algún comentario o decir al menos una palabra siempre debemos pensar en unos dichos que hace muchos años nos enseñaban en las casas y en los colegios:
“POR EL SILENCIO TE SALVAS Y POR LAS PALABRAS TE CONDENAS”
“SOMOS DUEÑOS DE LO QUE CALLAMOS Y ESCLAVOS DE LO QUE HABLAMOS”